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FITO MI POBRE CORAZON

La oscuridad se cierne en mi

La oscuridad se cierne en mi

jueves, 21 de enero de 2010

LA VIDA ES NEGRA Y DURA COMO UNA PIEDRA

Me levanté viendo todo tan negro como la muerte, como mi lucha que sufro solo por dentro, como el mar negro donde se hunden las pesadillas en barcos plateados, y los cantos de las mentes de los jóvenes, las atraen como los niños a los juguetes, como a un adulto su corbata, como a una abeja su miel, la vida es negra y dura como una piedra.
Mi alma moría, las mentiras llenaban de sentido mi vida, una vida a la que nadie le importaba, mi ser iba dejando un vacio, vacio por el cual el diablo lo llenaba con falsas esperanzas de bondad y sinceridad.
Sinceridad de la cual mi conciencia muerta y olvidada había dejado atrás, para dar paso a una corriente de espejismos sin sentido que solo yo controlaba, no podía seguir fingiendo, en este pozo de oscuridad sin salida, solo tapando los huecos con otras mentiras, consigo tranquilizar a la gente, gente que me quiere, que sufre por mí, que se pregunta por qué soy así. Ni yo lo sé, solo sé, que soy como un ser inerte, vivo por fuera, muerto por dentro, sin ambiciones, sin aspirar a nada más que, a una muerte lejana y cercana a la vez.
Llegué a un rincón sin luz donde la única esperanza era en creer en mi padre, pero no podía hacerlo, simplemente nos habíamos aislado, una barrera invisible se interponía, a veces veíamos un hueco, pero siempre se tapaba con un me voy por ahí, o un voy a hacer cosas cuando realmente chateaba con la gente, pero bueno era mi padre al fin y al cabo ¿no era él quien me daba una casa calentita y una comida?
Sin embargo, mis pensamientos rozaban el límite, mis pensamientos de irme de casa cada vez eran más intensos, sentía como mi sangre roja se convertía en una sangre de color negro, algo que sentía desde que cumplí los dieciocho.
No me podía explicar cómo había cambiado tanto, cuando era un niño era, inteligente, inocente e incapaz de engañar, o estafar, pero ahora se me ha ido de las manos, el tren que antes iba por una vía se ha descarrilado hasta explosionar en mitad de un desierto donde, los únicos animales eran los buitres.
Animales cuyo fin era quitar las sobras de aquel paisaje desolador, inerte, triste, comencé a andar por aquel infierno soleado y arenoso, pero no encontré a nadie, sediento y muerto de hambre acabé tirado en un rincón, el mismo donde comencé a contar esta pequeña historia. Los minutos pasaban como horas las horas como años y los años como siglos.
Seguí quieto en aquel rincón, hasta que me desperté, me creía muerto en aquel mundo, vacio, frio. Pero menos mal que era un sueño, solo eso nada mas, no había nada que temer, así que hay estaba, como un lobo abandonado por su manada, hambriento, sediento, y, sin ganas de ir a ningún lado, me sentía protegido en aquel rincón, veía el mundo, lo grande que era y lo pequeño que era yo, aunque como, me dijo alguien, uno es tan grande como se siente, aunque en mi caso no sentía, solo moría a cada segundo.
La primera vez que intente escapar, me sentí culpable, abandonar así a la gente que te quiere, pero no podía mas, tenía que romper, acabar con eso, era la única manera, de sentirme libre, sin engañar a nadie, simplemente, cuando me levante para andar sin rumbo, me pareció ver una sombra con forma de muerte, esa guadaña tan afilada y esas cuencas sin ojos, un escalofrió me recorrió la espalda, no, no puede ser aun no era mi hora faltaban minutos para serlo, así que seguí hacia mi dirección.
Cuando llegué al puente, que tantas veces había cruzado, en coche, andando, y en bici, me di cuenta de que en ese preciso instante, se me vino a la cabeza una gran frase, “el suicidio es un acto de valentía que solo cometen los cobardes”, ¿Acaso era un cobarde? Me quede pensando y exactamente, si era un cobarde, todo era una pesadilla, me levantaba y ya era un no parar, excepto los momentos que me quedaba solo en casa, era una paz un descanso, me relajaba y a la vez me deprimía sentía un hueco, hueco el cual una vez fue llenado por ambiciones .
El caso es que tenia odio, odio a mí mismo, había defraudado a mi padre un montón de veces, había mentido, y sobre todo, quería acabar con esta pesadilla, mi tren, se había desviado, y descarrilo, dejándome en aquel desierto, la chica de la cual estuve enamorado, y aunque lo disimule, en mi interior, aun hay alguna que otra brasa ardiente, los estudios, he hecho mucho el tonto, y ¿al final para qué? Para nada, para acabar atándome una piedra al pie, y una vez me la até, me subí al muro, dispuesto a tirarme, dejar la vida tan negra y amarga, tan negra como el café y tan amarga como el, sin más preámbulos salté, una vez estaba saltando, vi toda mi vida fotograma a fotograma en mi mente, dejaba el mundo sin conocer Paris, ni a una futura novia que me hiciera feliz, pero decidí que mi hora, ya había llegado.
Caí al agua la piedra me arrastraba al fondo, y yo me dejaba llevar, los primeros minutos los pase mal, luego sentía como poco a poco iba desvaneciendo mi respiración, sentía como mi odio y rabia, disminuían, y así finalmente, conseguí dejar el mundo, para ser un valiente pero, a la vez un cobarde.

30 SECONDS TO MARS